lunes, 13 de abril de 2015

Las guerras por venir para un seriéfilo

Por Raúl S. Saura


Aviso de spoilers: quien no haya visto el primer episodio de la quinta temporada de Juego de tronos, Las guerras por venir, leería este artículo bajo su propia responsabilidad.

Saludos, tomo el relevo de la compañera Marisa Lobo para comentar aquí, semana a semana, el último episodio de la quinta temporada de Juego de tronos, que comenzó anoche en Estados Unidos. Frente a mí se encontrará la gran gurú de nuestra web en lo relativo al universo George R. R. Martin, Natalia Mitov, ávida lectora de la saga y que aportará el punto de vista de una fanática experta, de una bibliófila, y comentará los errores/aciertos que ella perciba en relación a Canción de hielo y fuego. Pero un servidor no se dedica a eso, soy seguidor de la serie de televisión y el primer capítulo ya se ha emitido. Vamos a ello.

En primer lugar, parece que Benioff y Weiss no han tardado mucho en traernos una nueva pareja que promete dar el do de pecho. De los creadores de Brienne-Jaime y Sandor-Arya llegan Tyrion-Varys. El taimado pero paciente maestro de los susurros y el enano parricida quizás sean una gran alianza en aras de favorecer la llegada al Trono de Hierro de alguien más gentil que Stannis y más poderoso que Tommem. En efecto, la Araña se desvela ahora al Lannister como un partidario de los Targaryen de toda la vida y ve en nuestro querido Mediohombre al idóneo consejero de la reina de los dragones, el ayudante ideal para que Daenerys consiga sus própositos. Un Davos para Danny, vamos. La verdad es que si alguien parece experto en el juego de tronos y capacitado para aconsejar en todo lo relativo a masacrar Cerseis, ese es Tyrion, el enano más inteligente que haya conocido Poniente. Ahora bien, falta por saber lo que queda de él después de matar a Shae y Tywin, porque ahora anda mayormente centrado en beber hasta morir. Sí, incluso más que antes.

Un poco de consejo le vendría bien a Daenerys; sin Jorah Mormont ni sus dragones recuerda demasiado a la niña asustada de la primera temporada. Ya no es aquella diosa más allá del sexo, ahora parece necesitar, a falta de algo mejor, al elaborado cani de Daario Naharis (buena historia de las arenas de combate), lo cual no es del todo desilusionante pero sí incómodo. Gobernar continúa costándole un horror, y los maquiavelos le escasean cada vez más, ¡reunión Lannister-Targaryen ya! A ver si se salvan mutuamente. Y nosotros averiguamos más del grupo de asesinos enemigos de la pelo platino.

Mientras tanto, en Desembarco del Rey, Cersei ha dado un paso adelante sin la sombra de su padre y actúa como jefa todopoderosa en una ciudad en arrolladora decadencia. Sin un líder que inspire miedo como el patriarca león, sin su hermano al que está por mandar de viaje, sin Meñique ni Varys que del asunto saben, sin ningún consejero válido ás allá del pobre Qyburn... ¿alguien apuesta un duro por la no-tan-lista-como-se-cree reina regente? Un servidor no, sus logros por sí misma no prometen gran cosa, y esta secta religiosa salida de la nada genera muy mal rollo. Conociéndola, como empezamos a hacer con los flashbacks que seguramente den juego, la capital va a quedar bañada de sangre.

Pero si existen expertos en situaciones críticas esos son la Guardia de la Noche que, por sus escasísimos recursos, y más tras la batalla del Muro, vive en una crisis eterna. Más con la instalación de Stannis allí, con sus planes por recuperar su trono, de norte a sur imagino, y la bruja Melisandre que al pobre Jon Snow (aviso que llamarle Nieve no me sale y no lo haré) le da un profundo miedo. Los nuevos reconocerán la importancia de frenar el avance de las fuerzas más allá del Muro, en eso el Baratheon sí demuestra llenar los zapatos de estadista, pero no saben nada de cómo tratar con esa gente. Es iluso para cualquiera que conozca al pueblo libre (¿qué salvajidad hay en un Mance Rayder?) que se vayan a arrodillar ante Stannis o coloborar con él o con la Guardia en cualquier medida. Así de claro lo dejó su depuesto rey, él "sólo quería la libertad para cometer sus propios errores" e hincar la rodilla traicionaría sus principios.

Confiemos en que los Siete Reinos no se arrepientan de esta última decisión, antes de que el fuego del Señor de la Luz se lo llevara por delante. Fue valiente, fue un auténtico rey (imapagable el reconocimiento en el rostro de Stannis al final) con el que ahora nos hubiera gustado haber estado más tiempo. Fue misericordioso por parte de Jon matarle con una flecha antes de someterle a la tortura de las llamas. Ned Stark would approve. Definitivamente, el cachorro bastardo ha crecido en un poderoso lobo, todo un alivio ante lo que quede por llegar.

Es temprano para hablar, los inicios de temporada de Juego de tronos suelen ser lentos hasta que las tramas tomen velocidad, de momento las premisas son buenas. Como improbables las opciones de que Brienne se cruce con tantas niñas Stark. Como incómodo que Meñique trate a Sansa indistintamente como pupila, acompañante y semiamante. Como abundantes las escenas de sexo y violencia, quizás hayan comenzado con la intención de compensar que la cuarta temporada fuera la más tranquila en relación a lo primero. En fin, esto es Juego de tronos. Welcome back.


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